Ha sucedido, exploradores, otra serie nos ha dejado este año. Y en esta ocasión se trata de la que, posiblemente, más llegue a echar de menos: Teen Wolf. En esta entrada no me voy a dedicar a hacer una review sobre el último capítulo, pero sí voy a dar mi opinión y haré una valoración genérica de la serie. No me queda más que avisaros de que si seguís leyendo encontraréis SPOILERS.
A la estela de Crepúsculo
Teen Wolf es una de esas series juveniles y sobrenaturales que surgieron a raíz del éxito de la saga Crepúsculo. Cabe decir, no obstante, que cada serie ha ido tomando su propio rumbo y, las que han triunfado, lo han hecho por motivos «distintos» (sí, entre comillas). Con todo y eso, este tipo de series tuvieron su momento antes del descubrimiento de la saga escrita por Stephenie Meyer. Como clarísimos ejemplos tenemos la indiscutible Buffy Cazavampiros (con su porpio spin-off) o las singulares Embrujadas (entre otras). Además, Sobrenatural también estaba de moda, por lo que no pocas fueron las cadenas que se dedicaron a rebuscar entre best-sellers juveniles (a ver qué podían rascar). Pero Teen Wolf no surgió de una saga de libros. Es en realidad un remake (muy libre) de la película de los 80 también titulada Teen Wolf (en España De pelo en pecho).
De todas las que surgieron, a las que yo me enganché fueron The Vampire Diaries y Teen Wolf (¡y de qué manera!). No obstante, los vampiros de Julie Plec se fueron perdiendo en tramas insustanciales con el paso de los años. La manada de Scott ha sabido regalarme ratos de entretenimiento, diversión y criaturas sobrenaturales a cada cual más interesante año tras año. Aún con todos sus defectos, Teen Wolf siempre ha tenido un nosequé que me ha mantenido expectante semana a semana mientras duraba la emisión de cada una de sus temporadas. No es (ni de lejos) de las mejores series que he visto, pero me va a costar encontrar otra manada con la que conectar de la forma que conecté con Scott y su pandilla.
Y finalmente, The Vampire Diaries encuentra la paz [Opinión sobre el final de la serie].
La evolución de Teen Wolf
Todavía recuerdo la primera vez que vi transformarse a Scott, ese ambiente sutilmente noventero y los desaliñados efectos del alfa. Mucho ha llovido desde entonces y Teen Wolf ha pasado de ser la historia de un joven hombre lobo enamorado de la hija de la más singular familia de cazadores, a ser el relato de una panda de amigos que son capaces de enfrentarse a cualquier circunstancia con tal de salvar a los suyos. Con el pasar de las temporadas, las relaciones amorosas han sido utilizadas básicamente como recursos cómicos y para mostrar escenas entre bastidores para contentar a los fandooms (cosa que le suma puntos a la serie). No nos enfrentamos a grandes romances y, sin embargo, fuertes lazos de amistad.
Pero, a parte del humor y el carisma de sus personajes, lo que siempre ha caracterizado a Teen Wolf son las criaturas sobrenaturales que aparecen en cada temporada y de mitologías diversas. Por no hablar de que sus guionistas han tratado siempre de incluir mitologías menos explotadas en televisión (en ningún momento vemos vampiros, brujas, fantasmas o súcubos, por ejemplo). La caracterización de sus villanos (especialmente a raíz de su tercera temporada, y descartando la primera) es bastante singular, y en general es una serie atractiva de ver (y no solo por los abdominales).
La última temporada
No ha sido la mejor, por lo menos para mí. Ni siquiera figurará entre mis favoritas (que son la 3B y la 5ª al completo). Sin embargo, tampoco puedo decir que haya sido mala. En primer lugar, se nota la ausencia de Dylan O’Brien, pues Stiles es y será siempre el mejor personaje que nos ha dado esta serie, y su dinámica con todos y cada uno del resto de personajes siempre ha protagonizado momentos divertidos y emotivos a la par. Pero su ausencia ayudó a que, en la primera parte de esta sexta temporada, el grupito de Liam se consagrara y pudimos verlos actuar juntos casi como otra manada. Lástima que en la segunda parte de la temporada no hayamos podido ver a Hayden (uno de los defectos de esta serie es precisamente esa manía de quitar personajes con explicaciones sacadas de la manga).
La trama de los Jinetes Fantasma me gustó, era interesante e inquietante pero, a mi modo de ver, le sobraron capítulos: llegó un punto, de cara a la mitad del arco, que me daba la sensación de que la cosa no avanzaba. Y el final de la media-temporada no me pareció especialmente inspirado (aunque sí el epílogo, en eso Teen Wolf sabe siempre cómo pillarme con la guardia baja). Y así este verano se estrenó el que ha sido el último arco argumental de la serie. ¡Y la que se ha liado en Beacon Hills!
El Corredor del Laberinto: La Cura Mortal – Cambios en la adaptación.
El final de Teen Wolf
Sí, creo que mejor hablar de las impresiones de esta última media-temporada en el apartado del final de la serie. No quiero quedarme a medias como las «parte 1» de las sagas cinematográficas de hoy (u.u). Como iba diciendo: ¡La que se ha liado en Beacon Hills! Resulta que al rescatar a Stiles de la Cacería Fantasma, Lidia y el resto abrieron una puerta a «otro mundo» (u otra dimensión, como os más os guste) y de ahí se escapó una criatura con la capacidad de magnificar el miedo (y voilá el villano de turno). Si a esto le sumamos que aún hay alumnos que recuerdan lo que sucedió en la biblioteca del instituto la noche que La Bestia atacó y Scott luchó contra ella, y una nueva psicopedagoga que es en realidad una cazadora infiltrada en la escuela cuya vocación consiste en acosar, perseguir y acribillar a nuestros Teen Wolfs, tenemos un enjambre de tramas que desembocan en todo el pueblo acongojado y armado, a tiros por las calles, el hospital y el instituto al tiempo que Scott se dedica a reclutar toda la ayuda posible para detener a los cazadores (por cierto, liderados por Gerard Argent, uno de los villanos más emblemáticos de la serie) y al Inuk-Ite (el tipo del miedo) al cual, además, no pueden mirar a los ojos porque los petrifica cuan Medusa.
Esta media-temporada (aún sin Stiles, Hayden e incluso Kira) me ha gustado bastante. El hecho de que la existencia de los seres sobrenaturales sea de dominio público en el pueblo ha resultado ser un conflicto real y nos ha dado momentos interesantes e inquietantes. La relación de Scott y Malia me ha parecido forzada, pero han sido escenas tiernas y divertidas y aunque hubiera preferido que nuestro alfa hubiera prescindido de novia para el final, me voy a limitar a aceptarlo y encogerme de hombros. El último capítulo ha tenido un ritmo frenético (como cabía esperar) y no han faltado los momentos de gloria para todos y cada uno de los personajes relevantes a lo largo de las seis temporadas (disponibles para el regreso, claro). Tensión, acción, momentos graciosos y otros tiernos. También, gracias a esa batalla final entre Scott y el Inuk-Ite, hemos podido ver (fugazmente) a los villanos más característicos de la serie. Y me ha gustado mucho descubrir que el enemigo al que más teme Scott es el Nogitsune (por culpa del cual estuvo a punto de perder a su mejor amigo). El final lo ha tenido todo (y me da igual que la resolución al problema del Inuk-Ite haya sido simplona y desinspirada).
Y hablemos del final final. Honestamente, me encanta. En cierto modo, nos queda un desenlace abierto: tras la derrota en Beacon Hills y la muerte de Gerard (a manos de su hija Kate que ha su vez muere a manos de su padre), Monroe huye y con el paso del tiempo forja su propio «ejército» (miles de cazadores). La manada de Scott recluta a un nuevo hombre lobo que nuestro alfa ha rescatado de los cazadores, y juntos marchan a luchar. Es ideal, la verdad: la manada, una vez más, se ha fortalecido. Pero siempre encontrarán problemas y obstáculos venir por el horizonte. Y siempre se mantendrán como una manada, partiendo sin vacilar hacia el peligro.
Así se despide Teen Wolf, pero nosotros podemos imaginar esas próximas aventuras, y seguir siendo parte de la manada una vez más.
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