El Príncipe Dragón es la nueva serie animada de Netflix y, el hecho de que su creador sea el mismísimo Aaron Ehasz (director y guionista de Avatar, la leyenda de Aang), fue incentivo más que suficiente cuando Lorena insistió en que me la viese. La primera temporada de El Príncipe Dragón (titulada Libro 1: Luna) consta de 9 episodios de 25 minutos que proporcionan casi 4 horas de aventuras clásicas con una mitología muy bien integrada.

Dos bandos y seis elementos

En los tiempos antiguos existían solo seis fuentes primigenias de magia: el sol, la luna, las estrellas, la tierra, el cielo y el mar. Pero hace unos mil años un mago humano descubrió la séptima fuente: la magia oscura. Por ello, elfos y dragones expulsaron a los humanos hacia el oeste, de modo que el continente quedó dividido en dos. El rey dragón, Trueno, se encargaba de salvaguardar la frontera hasta que los humanos utilizaron la magia oscura para acabar con él y destruir su único huevo: el príncipe dragón. Desde entonces los reinos humanos y las mágicas tierras de Seiria están en guerra. En medio de todo esto, los elfos de la luna se unen en un sagrado ritual para asesinar al rey Harrow y su heredero, el joven príncipe Ezran. Rayla, una de las elfas de la luna, es quien da con Ezran y su hermanastro Callum. Pero Rayla jamás ha quitado una vida y en el momento de la verdad duda, cosa que los dos jóvenes aprovechan para escapar. Los tres, encontrarán el huevo del príncipe dragón, ya que en realidad no fue destruido. Las circunstancias incitan a Callum y Ezran a unirse a Rayla para devolver el huevo y evitar la inminente guerra. Pero el mago Viren, que fue consejero del rey y se aprovecha de su muerte para hacerse con el poder, envía a sus propios hijos (Claudia y Soren) para asesinar a los príncipes.

Una primera temporada que sirve como una perfecta introducción, muy dinámica y ligera y con algunos puntos de humor bien situados. Los personajes están bien definidos y son carismáticos (algo tópicos, eso sí) y los diálogos fluyen con soltura. La trama, aunque poco original, resulta interesante y la mitología está muy bien incrementada. Quizás su principal defecto sea la animación ya que el movimiento de los personajes pueda parecer un tanto acartonado al principio, pero uno se acostumbra e incluso le da un toque característico. Esta primera tanda de capítulos es toda una gozada de ver, termina con un final bastante abierto y deja con unas ganas infinitas de ver la próxima temporada.

La nueva «Avatar»

Avatar, la leyenda de Aang es una de las series de animación de fantasía más aclamadas. Su secuela, La leyenda de Korra, no cosechó el mismo éxito (aunque en lo personal Korra me gusta tanto como Aang). Se intentó llevar la franquicia al cine en 2010 con Airbender, el último guerrero. Pero la película fue un fracaso total en taquilla (y no es para menos). Hace poco me enteré de que pretenden hacer una serie de acción real adaptando la serie de La leyenda de Aang.

No es de extrañar que hayan querido explorar más a fondo las similitudes que El príncipe dragón tiene con Aang: la magia elemental, denominar las temporadas como libros (con el título de algún elemento, en este caso «Luna»), o la aventura y la guerra entre bandos. Y, si bien es verdad que esta primera temporada no ha llegado al grado de epicidad al que sí llegó el libro 1 de Aang, también es cierto que El Príncipe Dragón promete mucho y que estos nueve episodios no dejan de ser una carta de presentación. Como toda serie, necesita tiempo para demostrar si realmente la cosa va hacia buen puerto o todo se queda en simples promesas. La música es otro de los elementos destacables. El fantástico Jon Williams (compositor de la BSO de las tres primeras películas de Harry Potter) ha sido el encargado de las melodías que han acompañado fabulosamente la ambientación medieval (con un toque moderno, similar a algunos videojuegos).

Los personajes

Me gustan las historias con un grupo de personajes encargado de una misión de vital importancia, pero solo resultan interesantes cuando los personajes son carismáticos; y ese es el caso de esta serie. El príncipe Ezran es un niño inteligente y alegre, siempre acompañado de Cebo (un divertidísimo sapo de luz, la «mascota» de la serie). Ezran es quién encuentra el huevo de dragón y su portador. Callum es su hermanastro ya que este no es hijo del rey Harrow y esto siempre lo ha vuelto motivo de burlas en la corte. No obstante, me gusta que se lleve tan bien con Ezran. Callum se iniciará en el aprendizaje de la magia elemental. Rayla, por su parte, tiene un conflicto interno bien desarrollado a lo largo de la temporada y es la que más evoluciona. Los tres personajes me han gustado mucho y me han sacado unas cuantas risas (perdón: cuatro, que Cebo también cuenta).

En cuanto a secundarios, me ha gustado especialmente Claudia. Es retorcida pero tiene un punto de humor malo que la hace divertida, creo que va a ser de mis personajes favoritos. Soren, el hermano de Claudia, es quizás el que menos me ha llamado la atención. Destaco también a la la tía de los dos príncipes: Amaya, una mujer muda que ha llegado a general. Creo que Amaya va a ser otra de mis favoritas. Y en cuanto a Viren, el villano principal, queda claro prácticamente desde el principio. Tanto su objetivo como su plan y parece tener una firme creencia de que está haciendo lo que debe hacer. Parece un villano con potencial, veremos qué pasa.

Una primera temporada estupenda y que promete más aventuras estupendas. Personajes carismáticos, bien definidos y con conflictos internos que pueden ir desarrollando en las próximas temporadas. Una animación que mezcla técnicas para ahorrar en presupuesto y que le ha pasado factura en la calidad del resultado final, pero que en lo personal no me molesta (me gustan las buenas animaciones, pero con una decente me conformo si me cuenta una buena historia). Humor y acción y una fantástica banda sonora de la mano de Jon Williams que nos transporta inmediatamente a este mundo de magia y maravilla, para viajar junto a Callum, Ezran y Rayla y detener la guerra entre elfos y humanos.