Existen muchos géneros literarios, y de cada género, varios subgéneros más. Es una larga lista y no es de extrañar que más de un blogger tenga dificultades a la hora de catalogar un libro. Es más, incluso grandes marcas pecan en este asunto y, por ejemplo, sitúan historias de fantasía bajo la etiqueta de ciencia-ficción (y viceversa). Opino que conocer los distintos géneros es importante ya que nos ayudan a diferenciar, catalogar y seleccionar con el fin de facilitar la búsqueda de un producto. Y por ello he decidido escribir una serie de artículos con los que ayudaros a distinguir las distintas ramas y subgéneros que podemos encontrar dentro de la fantasía. En esta primera entrada os hablo de las bases del género fantástico, en qué se diferencia la fantasía de la ciencia-ficción y en qué consisten sus dos ramas principales: la alta fantasía y la baja fantasía.
Fantasía
La fantasía se caracteriza por violar las leyes de la realidad establecida. Irrumpe en lo inesperado, en lo sobrenatural, trascendiendo las normas de lo dicho; reproduciendo imágenes mentales de lo que no existe.
El origen del género fantástico viene del mito greco-romano o la mitología hindú, celta y escandinava; los cantares de gesta y romances medievales; la novela de caballerías del siglo XVI y la novela bizantina del XVII, y, por supuesto, la novela gótica de finales del XVIII. Y es a raíz de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX que surgen los cimientos de lo que hoy en día conocemos como género fantástico.
Dentro del género fantástico podríamos clasificar las historias que no ocurren en un contexto real, aquellas que llevan al lector a mundos imaginarios en los que existen, por ejemplo, animales parlantes o seres inmortales. Plantea escenarios imaginarios y/o situaciones prodigiosas protagonizadas por personajes a menudo irreales (ya sea porque tienen poderes o porque representan algo mágico o legendario). También existen, no obstante, obras de fantasía que ocurren en nuestro mundo pero que tienen elementos imaginarios que no pueden ser explicados mediante las leyes naturales. En resumen, una novela de género fantástico es aquella que presenta elementos sobrenaturales o imaginarios en su argumento.
Como contrapunto de la fantasía, tenemos la ciencia-ficción. Este género combina la fantasía con la ciencia. Los elementos de este género se pueden explicar mediante ciencia, ya que aunque presenta cosas que aún no pueden suceder, sí podrían ser reales mediante los avances del conocimiento científico. Es fácil confundir la fantasía con la ciencia-ficción y para diferenciar ambos géneros simplemente tenemos que fijarnos en si los distintos elementos se pueden o no explicar mediante la ciencia.
Las dos ramas principales de la fantasía
Existen dos ramas principales para catalogar las obras del género fantástico: la alta fantasía y la baja fantasía. La principal diferencia entre ambas es que la alta fantasía sucede en un mundo imaginario o un mundo paralelo al nuestro y la baja fantasía ocurre en nuestro mundo.
»Alta fantasía
Como ya os he dicho, la alta fantasía se caracteriza por transportar al lector a un mundo imaginario o uno paralelo al nuestro (por lo que tendríamos dos tipos de alta fantasía). Pero vayamos por partes.
Las obras que suceden en mundos imaginarios suelen tener una base inspirada en los romances de la Edad Media, en las leyendas o en la mitología (las más utilizadas son la nórdica, la griega, la romana y la egipcia). Se inspiran en la epopeya antigua ya sea por los nombres que utilizan, la ambientación o por plasmar un tiempo simbólico. Estos mundos pueden contener distintos grados de fantasía, pero siempre parten de una base real para introducir elementos que el lector pueda reconocer y de este modo pueda sentirse identificado con la historia y/o los personajes. Cabe recalcar que hay obras más inspiradas en mitología que otras, de igual modo que las hay con mitologías completamente originales.
Una variante de la alta fantasía es la fantasía heroica o las novelas de espada y brujería. En estas obras el personaje principal debe emprender un viaje en el cual participan (ya sea como contrapunto o conflicto) distintas criaturas fantásticas y mediante el cual deberá superar una serie de pruebas que definirán su desarrollo como héroe.
El ejemplo más claro de alta fantasía en un mundo ficticio es la obra magna de J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos. Sin ser realmente la primera obra del género, ya que incluso El Señor de los Anillos se inspira en el género heroico y toma elementos de la mitología nórdica, la trilogía de Tolkien representa las bases de lo que hoy en día conocemos como fantasía épica; que, podríamos decir, es una especie de combinación del género heroico y el bélico. También son ejemplos Las Crónicas de Shannara o los Reinos Olvidados.
Dentro de la alta fantasía tenemos también las historias que suceden en mundos paralelos al nuestro, que invitan al lector a imaginar nuevas formas de vivir y pensar, con escenarios inventados situados en nuestro mundo. El mejor ejemplo de este tipo de literatura es la saga Harry Potter, donde J.K. Rowling nos transporta a una sociedad mágica dentro de nuestro mundo. O las distintas sagas de Rick Riordan (autor de Percy Jackson y los dioses del Olimpo), que representan mundos paralelos combinados con distintas mitologías.
»Baja fantasía
Las obras que pertenecen a la baja fantasía ocurren completamente en nuestro mundo. Es decir, en este tipo de novelas no participan mundos imaginarios ni paralelos, ya que se caracterizan por introducir elementos fantásticos en entornos reales. Cabe remarcar una importante diferencia entre la baja fantasía y la alta fantasía que narra sus sucesos en un mundo paralelo al nuestro.
Los escenarios de los mundos paralelos son escenarios irreales, inventados, usualmente ocultos al ojo humano mediante artes mágicas y situados en algún lugar escondido de nuestro mundo. Puede ser una ciudad, un reino, un pueblo, un gremio…, las posibilidades son infinitas. Mientras que en la baja fantasía la acción sucede completamente en nuestro mundo y la raza predominante son los humanos, aunque puedan existir otros seres. Este tipo de historias se conocen comúnmente como fantasía urbana.
Por eso mismo resulta complicado catalogar obras como las mencionadas más arriba: Harry Potter y Percy Jackson. Y a menudo me las encuentro erróneamente catalogadas como obras de baja fantasía. Como ejemplos de baja fantasía tendríamos novelas como las de Anne Rice (con sus Crónicas Vampíricas y su saga de Las brujas de Mayfair), las de corte sobrenatural y terror o la fantasía gótica. Como ejemplos más actuales, tendríamos la Trilogía del Signo del Siete de Nora Roberts, la Saga Crepúsculo de Stephenie Meyer, Dos velas para el diablo de Laura Gallego o incluso La última bruja de Mayte Navales (como ejemplo de novela de baja fantasía ambientada en otra época). Estas obras suceden en nuestro mundo, representan localizaciones reales en las que aparecen elementos fantásticos (brujas, vampiros, hombres lobo, fantasmas, ángeles, demonios…).
En próximas entradas…
Espero que os haya resultado interesante este artículo. Para terminar, no me queda más que informaros de que en próximas entradas me dedicaré a profundizar en los distintos subgéneros de la fantasía: espada y brujería, fantasía épica y fantasía heroica; fantasía urbana y fantasía gótica; y las diferencias entre sobrenatural y paranormal. Con el objetivo de volvernos todos más diestros a la hora de catalogar obras del género fantástico.
Fuentes: Escuela-literaria, Definición.de, LiteraturaSM.